Marga Faidella Coach Profesional CPC 10588 Trainer Coach Formadora
viernes, 23 de marzo de 2018
El Uno
Uno puede tener un montón de capacidades y no ser capaz de usarlas (suena redundante). Puede tener miedos y hábitos educacionales, valores no reconocidos o reconocidos y no vividos, incluso por no saber cuáles son esas habilidades.
Por tanto, nadie sabe mejor que Uno nada.
Como decía, seguir adelante cuando la mochila está llena, es posible, pero sólo un rato más. El agotamiento llega cada vez más rápido y, por tanto, cada vez avanza menos. Y lo más importante, ya no cabe nada más.
Entonces, no se trata de seguir adelante arrastrando los pies, sino de pararse a observar si todo lo que lleva sirve. No es seguir, es volver a empezar ahora con el aprendizaje adquirido. Es volver a empezar desde aquí, nunca se "vuelve a empezar" desde cero.
Puede que el objetivo quede más claro y más cercano de lo que el cansancio te deja ver.
Es imprescindible ir mirando dentro de la mochila y vaciarla de vez en cuando. Piensa que durante el trayecto se hace acopio de muchas cosas que en algún momento sirvieron pero que ya han perdido su utilidad. En algún momento cumplieron su función y ahora ocupan un espacio precioso que estaría lleno de ilusión.
¿Qué lleva Uno en la mochila? ¿Y tú?
jueves, 3 de noviembre de 2011
Simplemente Siente
martes, 18 de enero de 2011
Delirios de Grandeza
En cambio, sequimos actuando bajo ese Hechizo a pesar de que ahora nadie te diga “esto no y aquello tampoco”. Ya te lo dices tú. Pones límite a tus Ambiciones porque si no lo hicieras tendrías que pensar mucho y actuar demasiado, y hacer Cambios y descubrir nuevas carencias para las que tendrías que realizar un esfuerzo brutal…Puede que hasta roces el conformismo si es que no lo has absorbido rotundamente. Si así eres Feliz, no tengo nada que decir.
¿Qué es lo que todavía no has intentado?
sábado, 8 de enero de 2011
Un Pulso
miércoles, 20 de octubre de 2010
Y...¿Qué fue de la Paciencia?
Puede que en su día no lo entendiera bien. Cuando alguien me decía: “paciència…”, se refería a “resignación”. Yo demostraba cómo me sentía por algo que me había pasado y la respuesta era: “paciència”.
No había forma de rebatir algo así. Es algo de lo que me acabo de dar cuenta, claro. Automáticamente le restaba importancia al acontecimiento que en principio era de vida o muerte. Aprendí entonces a aceptar que no todo dependía de mí o que no era substancial.
En mi lucha infantil por entender lo llevé al otro extremo. Implicaba quedarme planchada (de morros) sin saber por qué. Me faltó la segunda parte.
He crecido impaciente por conseguir lo que quería en cada momento y cuando no lo lograba me invadía una especie de resentimiento, una resignación previo enfado y el resultante cambio de objetivo. Vamos, que me movía mucho y en muchas direcciones sin saber exactamente adónde iba.
Confirmado, lo entendí mal. Sin embargo, el significado que tiene hoy para mí no es mucho más alentador que el de antaño ya que lleva intrínseca la incertidumbre.
Me explico mejor: Si por obligación tengo que tener paciencia me supone esperar y esperar me impacienta, por lo tanto deduzco que no he avanzado mucho en este aspecto. Expresado de otra manera, el hecho de “tener que” (lo que sea) y sobre todo si es “ser paciente” quiero que sea para Algo muy concreto y que valga mucho la pena, en caso contrario…Sigo cambiando de objetivo y puede que sea ésta precisamente la finalidad: pensar en más opciones.
Si la cuestión es que no sé exactamente a qué estoy esperando y cuánto tiempo voy a tener que hacerlo…Pueeeessss…No me gusta vivir con esta incertidumbre, me crea ansiedad.
La sensación es como si viniera volando una lanza directa hacia mi corazón, el cual empieza a reaccionar latiendo con virulencia frente a esa amenaza. Desconcentración. Pérdida de Visión y Misión. Desmotivación
Ahora bien, lo que sí sé hacer es preguntarme de dónde viene y adónde me lleva esa sensación y en la respuesta encuentro la valoración sobre si me merece la pena, si me acerca al bienestar y si participa en algo en el de la sociedad. En este momento cambia de nombre, lo llamo Perseverancia.
Ahora sí siento que he avanzado. En algunos momentos me permito tener paciencia y mientras tanto disfruto de otras cosas, de otros propósitos con perseverancia. De esta manera sigo en mi línea y además aporto más competencia a mis acciones. Valoro los pequeños logros diarios. Aunque no sea un objetivo final completo, me acerco.
Si la impaciencia me envía un reclamo es la advertencia de que algo no funciona como yo quiero, de que me estoy equivocando en el fondo y no tanto en la forma. Me pregunto entonces qué es lo que siento. Y tomo una decisión. Es el momento de cambiar de rumbo.
Para resumir te diré que he conseguido: Tener Paciencia-para Perseverar (que no esperar)-durante el tiempo que yo estipule-para provocar que suceda lo que yo quiero, y en el camino voy descartando lo que no está en mis manos y disfrutando de lo que sí. Como deshojando margaritas…Esto sí…Esto no…Ya sabes.
Puedes tener paciencia eternamente, ahora: ¿A dónde te lleva a ti?