Marga Faidella Coach Profesional CPC 10588 Trainer Coach Formadora
lunes, 13 de diciembre de 2010
Involuciona
miércoles, 20 de octubre de 2010
Y...¿Qué fue de la Paciencia?
Puede que en su día no lo entendiera bien. Cuando alguien me decía: “paciència…”, se refería a “resignación”. Yo demostraba cómo me sentía por algo que me había pasado y la respuesta era: “paciència”.
No había forma de rebatir algo así. Es algo de lo que me acabo de dar cuenta, claro. Automáticamente le restaba importancia al acontecimiento que en principio era de vida o muerte. Aprendí entonces a aceptar que no todo dependía de mí o que no era substancial.
En mi lucha infantil por entender lo llevé al otro extremo. Implicaba quedarme planchada (de morros) sin saber por qué. Me faltó la segunda parte.
He crecido impaciente por conseguir lo que quería en cada momento y cuando no lo lograba me invadía una especie de resentimiento, una resignación previo enfado y el resultante cambio de objetivo. Vamos, que me movía mucho y en muchas direcciones sin saber exactamente adónde iba.
Confirmado, lo entendí mal. Sin embargo, el significado que tiene hoy para mí no es mucho más alentador que el de antaño ya que lleva intrínseca la incertidumbre.
Me explico mejor: Si por obligación tengo que tener paciencia me supone esperar y esperar me impacienta, por lo tanto deduzco que no he avanzado mucho en este aspecto. Expresado de otra manera, el hecho de “tener que” (lo que sea) y sobre todo si es “ser paciente” quiero que sea para Algo muy concreto y que valga mucho la pena, en caso contrario…Sigo cambiando de objetivo y puede que sea ésta precisamente la finalidad: pensar en más opciones.
Si la cuestión es que no sé exactamente a qué estoy esperando y cuánto tiempo voy a tener que hacerlo…Pueeeessss…No me gusta vivir con esta incertidumbre, me crea ansiedad.
La sensación es como si viniera volando una lanza directa hacia mi corazón, el cual empieza a reaccionar latiendo con virulencia frente a esa amenaza. Desconcentración. Pérdida de Visión y Misión. Desmotivación
Ahora bien, lo que sí sé hacer es preguntarme de dónde viene y adónde me lleva esa sensación y en la respuesta encuentro la valoración sobre si me merece la pena, si me acerca al bienestar y si participa en algo en el de la sociedad. En este momento cambia de nombre, lo llamo Perseverancia.
Ahora sí siento que he avanzado. En algunos momentos me permito tener paciencia y mientras tanto disfruto de otras cosas, de otros propósitos con perseverancia. De esta manera sigo en mi línea y además aporto más competencia a mis acciones. Valoro los pequeños logros diarios. Aunque no sea un objetivo final completo, me acerco.
Si la impaciencia me envía un reclamo es la advertencia de que algo no funciona como yo quiero, de que me estoy equivocando en el fondo y no tanto en la forma. Me pregunto entonces qué es lo que siento. Y tomo una decisión. Es el momento de cambiar de rumbo.
Para resumir te diré que he conseguido: Tener Paciencia-para Perseverar (que no esperar)-durante el tiempo que yo estipule-para provocar que suceda lo que yo quiero, y en el camino voy descartando lo que no está en mis manos y disfrutando de lo que sí. Como deshojando margaritas…Esto sí…Esto no…Ya sabes.
Puedes tener paciencia eternamente, ahora: ¿A dónde te lleva a ti?
domingo, 1 de agosto de 2010
Feliz Naturalidad
Si tengo que caer mal, que sea por cómo soy y no por lo que simulo ser.
Creo que es un esfuerzo innecesario que además me haría transmitir poca entereza, incluso podría llegar a pecar de falta de humildad por intentar ser quien no soy.
Además, como no es natural, descolocaría al “adversario” con quien estaría fingiendo un estatus; el Otro podría pensar que hay algo que no encaja. O sea, caería mal de todos modos; lo dicho, un esfuerzo innecesario.
Para más inri, cuando estás ocupado en caer bien, estás desocupado en escuchar y atender a tus relaciones, estás ensimismado. En mi opinión, se puede confundir con egocentrismo.
Fingir, disimular, ocultar, implica un desgaste de energía aplicado a una situación que, misteriosamente, ni siquiera te apetece estar viviendo.
Por lo tanto prefiero investigar-me para tomar consciencia de que soy quien soy porque quiero, porque me aporta. Porque de esta manera puedo contribuir a que la otra Persona tenga más facilidad para ser honesta conmigo y consigo misma.
En lugar de interpretar un papel que, por otro lado, tendrías que aprenderte bien para poder repetirlo igual. En lugar de interpretar, decía, podrías cuestionarte si quieres vivir desde el interior la película que te corresponde por ser quien eres. Acéptate y quiérete muy mucho, que una vez aceptado el “mal”, es más fácil cambiarlo si lo consideras necesario.
Podrías empezar cambiando el vocabulario que usas en las situaciones en las que no te ves capaz de seguir adelante. Aceptando tu responsabilidad en lugar de culpar a los o a las demás, a lo injusta que es la vida o a tu infancia. Cambiar tu comportamiento en determinadas circunstancias o tu forma de ser con ciertas personas. Puedes, si quieres, cortar la maleza y construir tu propio camino. No es estrictamente necesario seguir la ruta estipulada. Averigua si estás llegando a donde quieres ir o, por el contrario, caminas sin cuestionar las indicaciones.
Si eso te hace feliz, adelante. Si no, sabe que puedes cambiar, generar o recrear comportamientos y conductas para conseguir tu objetivo. Tienes esa capacidad, ¿qué le vamos a hacer?
Integridad. Creo que todos y todas la tenemos, hace falta saber dónde la escondemos.
¿Prefieres seguir viviendo la vida de los demás o te apetece investigar-te?
viernes, 16 de julio de 2010
Silencio
Tus palabras habrán dicho. Tus gestos, tu postura, tu respiración, tu intención…Todo eso también habrá hablado. La precisión con que lo hagas, desde el tono de voz que utilices pasando por el momento, tu posición espacial, tu postura corporal, influirá en la percepción de quien te escucha.
El o la oyente será capaz de retransmitir tus palabras “literalmente” como si tuviera una grabadora. Pero el mensaje habrá cambiado según su interés y percepción. Dependerá de cómo se aplique a sí mismo o a sí misma todo lo mencionado; al corearlo cambiará, al menos en parte, el contexto inicial. Incluido el momento, ya no es el mismo.
Tampoco tú intentes repetirlo…No sale igual, y además, la primera impresión ya está hirviendo.
Por lo tanto, el sentimiento puede haberse acrecentado o menguado y puede haberse añadido la frustración o la tristeza o tener cualquier otro significado. Ya no es lo que en principio era. De hecho, lo que era ya no importa, ahora es una competición. ¿Quién es el culpable? ¿Quién tiene razón? ¿Quién gana? …¡Pufff, qué complicado!, ¿No?
Una discusión que nada tiene que ver con el mensaje inicial. Visto desde fuera parece hasta gracioso.
Podrías revisar tu intención. Quizás tu proyecto era convencer al Otro o a la Otra con lo que ibas a decir, persuadirle. Una especie de manipulación que se percibe de manera Verbal y No Verbal.
Esa Persona puede haberlo captado como una amenaza y ha manifestado una actitud de defensa para proteger su integridad. Y podríamos seguir aumentando ese nivel de desconfianza si entráramos a evaluar el grado de enfado que cada uno va adquiriendo con la consiguiente e ingeniosa maniobra “tête à tête” que convierte la conversación en algo aparentemente inútil: “Ojalá no hubiera abierto la boca”. Lapidario. Fin de la transmisión.
[...] Efectivo significa que da resultado […]
¿Cómo sabes si la comunicación ha sido efectiva? En el resultado obtenido. ¿Es el que esperabas?